Por Borja Crespo
En los años 90 pasaron muchas cosas en el ámbito del cómic en nuestro panorama editorial, aunque se escriba poco, o nada, sobre aquellos curiosos años. Quizás la grapa del formato comic-book no tiene el glamour de las tapas y el lomo de la novela gráfica, pero muchos autores de hoy, ya consagrados, hicieron sus primeros pinitos en aquella época cargada de fanzines de peso y editores compulsivos. “Mondo Lirondo” vio la luz a mediados de la última década del pasado siglo, cuando cuatro inquietos estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de Barcelona unieron sus fuerzas para luchar contra el tedio entre clase y clase. Alex Fito, Ismael Ferrer, José Miguel Alvarez y Albert Monteys se reunían en la cafetería de la universidad, un inmejorable lugar de encuentro, para intercambiar ideas y dar forma a los personajes que poco más tarde poblarían sus viñetas. Uno para todos y todos para uno, cuatro dibujantes para un solo proyecto. Bautizados como La Penya Productions, decidieron poner a prueba el nivel de sus historietas, presentándolas en grupo a la editorial Camaleón. El contacto valió la pena y poco más tarde salió a la calle el número 0, cuyas buenas críticas se vieron correspondidas con el premio al mejor fanzine otorgado durante el 12º Salón del Cómic de Barcelona (1994).
Ahora Monteys, Alvarez, Ferrer y Fito han vuelto al ruedo del tebeo autóctono con la continuación de su invento, mucho tiempo después, aunque, por lo que cuentan, el guión estaba esbozado desde hace más de una década. “Mondo Lirondo returns” supone un guiño a sus fans, que los tienen, y un homenaje a la época que les vio nacer profesionalmente. Estamos ante una mirada ácida e irónica a una profesión, la de dibujante, y a una etapa llena de energía juvenil, con más mala leche que nostalgia. Para el que no conozca la iniciativa, “Mondo Lirondo” es una propuesta gráfica protagonizada por animales demasiado humanizados, cuyo interés viene dado por el carácter esperpéntico de sus grotescos personajes, surgidos del cruce entre las películas clásicas de la Disney, la ácida pluma de Robert Crumb y el manga más caricaturesco. Lo que comenzó como un fanzine plagado de buenas ideas se convirtió, a pesar de su carácter alternativo, en un comic-book indispensable para el lector despierto.
El lanzamiento de “Mondo Lirondo returns” viene acompañado de la re-edición del volumen integral de la serie primigenia donde se contaban las andanzas del grupúsculo de animales antropomórficos de comportamiento un tanto desviado. En el Valle de las Zarzamoras, lugar común donde todos confluyen, un pobre topo traumatizado que atiende al nombre de Topolino comete un sangriento asesinato que lo convierte en un impredecible psicópata. Mientras tanto el elefante Antonio y Ricardo la termita, ambos en libertad condicional, asaltan una sucursal bancaria con lamentable resultado. Este es el principio de un argumento que invita a la sonrisa en sucesivos capítulos. A pesar del amable grafismo que ilustra cada página, podemos olvidarnos del Pato Donald y sus semejantes, estamos ante un desquiciante culebrón protagonizado por Annabelle (la pulga prostituta), Armando (el canario empresario sin escrúpulos), el limón Gazmoño (cítrico homosexual) o el inspector Caracolín (un policía de ciudad virgen), delirantes arquetipos cuyas vidas paralelas se entrecruzan como en una película de Robert Altman (especial atención merecen las Moscas del Apocalipsis, una secta empeñada en extender su religión ante la evidente llegada del fin de nuestra existencia).
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1 comentario:
Muy fan de Mondo Lirondo ;)
Te espero en http://islaharper.com/segundo-ce/
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