La portada (protagonizada por Maria Lanuit y con el propio autor, Alfredo Pons como figurante) destila sexo.
Cada pagina interior, cada línea de texto, de los diálogos, cada página, cada viñeta, cada trazo es puro sexo. Y eso que Alta Tensión no es un comic porno. Es un cómic sobre la vida, sobre la vida de los marginados, de las personas que viven la noche, los bajos fondos... Un cómic sórdido, truculento, lleno de pasiones, que apunta a nuestros instintos más oscuros.
Es un retrato de una época, los años 80 y una ciudad, Barcelona cuando llega la hora canalla, cuando las putas, los yonkis, los buscavidas salen en busca de un bar, de una copa, de su dosis y, la mayoría de las veces, de problemas.
Alta Tensión recopila, principalmente, historias cortas publicadas en El Víbora, la mayoría de las cuales no se habían recopilado hasta ahora.
Muchas de estas historias están protagonizadas por María Lanuit una vedette a la que le va el mambo, que no duda en acostarse con quien sea por pasta o por una dosis y que se verá envuelta en un montón de aventuras que se podrían englobar dentro del género negro de bajos fondos. Las pasiones están siempre a flor de piel con esta explosiva mujer de curvas imposibles y de fuerte personalidad.
Y es que las mujeres de Pons son así, el pecado hecho carne que vuelven locos a los hombres. Siempre presentes en sus historias, ya sean las protagonistas o secundarias.
Pero a Pons también le gustaba experimentar, y otra buena parte de las historias del libro no son tan formales narrativamente, y juegan con la poesía, o incluso tienen ritmo de jazz. Ahí vemos hasta donde era capaz de llegar el maestro, ahí y en algunas de las adaptaciones de escritores célebres que incluye el tomo, como son las de Bukowski o Dresner y la de Robert Bloch, soberbia, con un uso de la viñeta magistral, y un color poco habitual en su paleta.
En definitiva, una obra capital, que merece estar en las estanterías de todos los aficionados, una obra que hace justicia a uno de nuestros mejores autores y que debería servir de inicio a una recopilación digna de toda su obra. Que bien merecido lo tiene.
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Puesdes comprar este cómic en Madrid Comics
Es un retrato de una época, los años 80 y una ciudad, Barcelona cuando llega la hora canalla, cuando las putas, los yonkis, los buscavidas salen en busca de un bar, de una copa, de su dosis y, la mayoría de las veces, de problemas.
Alta Tensión recopila, principalmente, historias cortas publicadas en El Víbora, la mayoría de las cuales no se habían recopilado hasta ahora.
Muchas de estas historias están protagonizadas por María Lanuit una vedette a la que le va el mambo, que no duda en acostarse con quien sea por pasta o por una dosis y que se verá envuelta en un montón de aventuras que se podrían englobar dentro del género negro de bajos fondos. Las pasiones están siempre a flor de piel con esta explosiva mujer de curvas imposibles y de fuerte personalidad.
Y es que las mujeres de Pons son así, el pecado hecho carne que vuelven locos a los hombres. Siempre presentes en sus historias, ya sean las protagonistas o secundarias.
Pero a Pons también le gustaba experimentar, y otra buena parte de las historias del libro no son tan formales narrativamente, y juegan con la poesía, o incluso tienen ritmo de jazz. Ahí vemos hasta donde era capaz de llegar el maestro, ahí y en algunas de las adaptaciones de escritores célebres que incluye el tomo, como son las de Bukowski o Dresner y la de Robert Bloch, soberbia, con un uso de la viñeta magistral, y un color poco habitual en su paleta.
En definitiva, una obra capital, que merece estar en las estanterías de todos los aficionados, una obra que hace justicia a uno de nuestros mejores autores y que debería servir de inicio a una recopilación digna de toda su obra. Que bien merecido lo tiene.
Alfredo Pons |
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