Marshal Law es una serie mítica creada por Pat
Mills y Kevin O’Neill de humor y crítica hacia los super héroes. Seguramente a
muchos de vosotros este planteamiento no os parezca muy original, sobre todo si
habéis leído The Boys de Garth Ennis, The Ultimates de Mark Millar
y tantas otras revisiones del mito superheroico que se han hecho estos últimos
años, pero os olvidáis que Marshal Law
se publicó en 1987, así que se puede decir que fue la precursora de este
subgénero. Un género, el de los superhéroes, estadounidense por antonomasia, y
que curiosamente dominan los británicos
Aproximadamente
de la misma época de Watchmen, se
podría decir que esta serie sería su reverso
macarra.
La
acción de "Miedo y Asco" se sitúa en un San Francisco post apocalíptico, donde un terremoto
apodado "El grande" ha dejado la ciudad devastada. El centro está
plagado de superhéroes desbocados, mientras la parte nueva es un claro ejemplo
de metrópolis del futuro, no en vano ahora San Franciso se llama San Futuro.
Las
bandas de superhéroes que han convertido el centro de la ciudad en una zona
imposible para vivir son el objetivo de Marshal Law, un súper policía de
estética fetichista que caza héroes y que tiene un odio profundo sobre todo a
Espíritu Público, el Superman en este
universo, el superhombre perfecto que inspiró a un montón de niños a adquirir poderes.
Gente que luego fue usada para la guerra en “la zona” y que después, cuando
volvieron tronados, como veteranos del Vietnam, fueron abandonados a su suerte.
En
medio de todo este caos, de toda esta depravación, y por si fuera poco, ha
aparecido un superhéroe nuevo que está matando a chicas vestidas como Celeste,
la prometida de Espíritu Público.
Como
veréis, Marshal Law tiene un argumento complejo, y esto es solo la trama
principal, ya que a su vez Mills aprovecha para realizar toda una serie de
críticas contra los supoerhéroes, y de paso el capitalismo y el modo de vida
americano. Aquí encontraremos sexo, religión, redención, y todo presidido por
la omnipotente e hipnótica figura de Marshal Law, portando un traje que mezcla
la estética nazi con la fetichista, que incluye además un alambre de espinas alrededor
de su brazo.
Un
argumento complejo, como os decía, donde cabe el thriller, el humor, la parodia
y también algo de acción al viejo estilo mega batalla super heróica. Un
argumento que resulta a veces farragoso, lastrado por las omnipresentes voces
en off, pero que no evita que el cómic se devore hoja tras hoja. Algo que es
posible también gracias a la gran labor de Kevin
O'Neill, alguien que todavía no había llegado al cénit de su arte como ha
hecho en La Liga de los Extraordinarios Caballeros
pero que ya mostraba estupendas cualidades y un estilo propio muy interesante.
Destacar
su gran capacidad para la parodia mientras resulta convincente en los momentos
dramáticos y también su imaginación desbordante a la hora de crear decenas de
súper héroes y uniformes distintos.
Una
serie muy recomendable, cuyos valores artísticos todavía perviven a pesar de
que se publicara hace 25 años.
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