Todo en Castilla Drive es cuanto menos sorprendente. Sorprende un cómic de genero negro con esa paleta de color. Sorprende que se haya llevado el Premio al Mejor Polar (Género Negro) en el Festival de Angoulême, sobre todo por lo relativamente desconocido del autor y sorprende también por su calidad.
El argumento no deja de sorprender también, en primer lugar porque se sitúa en un pequeño pueblo californiano, donde lo habitual es ver el sol todo el año y donde se ha producido un extraño fenómeno que ha hecho que en Navidad esté completamente nevado. Y no dejamos las sorpresas; el protagonista no es un hombre, un detective privado, es una mujer, la esposa de un detective privado que desapareció hace tiempo y nadie sabe donde fue.
Una vez que tenemos el escenario, ya se pueden desarrollar los acontecimientos. Sally Salinger, la protagonista, que se dedica a investigar adulterios, estafas y similares, recibe la visita de Osvaldo Brown, una persona bastante normal, pero que recientemente ha recibido un disparo y ahora teme que le vuelvan a atacar. Pese a la reticencia de la "detective", Osvaldo insiste en que ella investigue el casó, y así veremos que nada es lo que parece, que las suposiciones iniciales no se corresponden con la realidad y, sobre todo, que el pasado siempre vuelve.
Anthony Pastor nos ofrece un guión frío, duro, que engaña por los colores. Pero lo que al principio parece amable, esconde dolor y mezquindad. Castilla Drive se lee como un tiro, y su principal virtud es que habla de gente normal, como tu o como yo.
Anthony Pastor nos ofrece un guión frío, duro, que engaña por los colores. Pero lo que al principio parece amable, esconde dolor y mezquindad. Castilla Drive se lee como un tiro, y su principal virtud es que habla de gente normal, como tu o como yo.
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