Aude Picault tiene una bibliografía que bascula entre la comedia pura, con obras como Rollos míos o Más rollos míos y el drama más puro con Papá.
Charanga es una comedia muy suave con ciertos tintes románticos. Un tebeo insustancial en principio pero que ofrece alguna pequeña joya en forma de pensamiento y en la de retratar esas largas noches de juerga que se alargan de forma innecesaria en busca de algo, algo que nunca sabes lo que es.
En Charanga, Picault nos habla de Alda, la protagonista del relato. Ella participa en un festival de música que se realiza todos los años en un pueblo de Francia. Lo curioso del festival es que cada una de las bandas va disfrazada. Así, puedes encontrar charangas vestidas de bailarinas de ballet, de vaqueros, moscas, prostitutas. Toda la noche es una juerga de música y alcohol, pero a Alda lo único que le interesa es encontrar a Bilu, el chico más popular.
A lo largo de esa noche interminable veremos a Alda interactuar con varios personajes variopintos, amigos y amigas, entre las que destaca Josée, que incluso acapara la portada del comic, y cada uno irá soltando perlas de sabiduría de esas que sueltas cuando eres joven y vas boracho. También irán buscando el amor o al menos ese polvo rápido que les haga olvidar la soledad de la noche. Eso sí, después de la noche llega el día, y quizás con la luz se aclaren las ideas.
La autora no busca la profundidad, o quizás no lo consigue, pero nos ofrece un entretenido cómic, lleno de colores y con cientos de personas disfrazadas que sin duda nos hará sonreír. Otro pasito más en una autora con un dibujo precioso y que se va haciendo su huequecito en las estanterías españolas poco a poco.
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