Vuelve Grant Morrison al sello Vertigo con la historia de Joe, un chaval aparentemente normal que se encuentra en una situación que se le escapa de las manos.
Joe tiene hipoglucemia. Aparte de eso, es un chico normal. Una tarde, llega a casa y tiene un ataque. Lo único que necesita para ponerse bien es tomar un refresco, pero antes de que le de tiempo, empiezan a suceder cosas raras y se ve transportado a un mundo extraño, poblado por sus juguetes, y su mascota, donde se libra una batalla entre la luz y la oscuridad y donde él parece ser la única esperanza.
Realidad y ficción se confunden y Joe no tiene muy claro si lo que está viviendo es verdad o sólo una alucinación causada por su ataque. Lo que es cierto es que ese mundo cada vez tiene pinta de ser más real, sobre todo cuando algunos de sus compañeros de aventuras parece que pueden traspasar el umbral.
El resultado de esta historia no es nada impactante. Morrison está muy comedido, pero falla donde siempre lo hace, y es en su narrativa, siempre muy confusa. Tampoco ayudan los dibujos de Sean Murphy, que si bien recrea estupendamente el mundo mágico que imagina Morrison, tiene un estilo muy sobrecargado que ayuda a que la historia del guionista sea más confusa.
Si te gustan las historias de mundos fantásticos y guerreros asombrosos, este es tu comic. Simplemente se deja leer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario