lunes, 25 de enero de 2010

Reseña: Brooklyn Dreams

Todos los recuerdos están distorsionados




 



El conocido guionista de superhéroes J. M. DeMatteis cambia de registro en esta obra realizando un relato autobiográfico de los primeros años de su pubertad. En la aventura le acompaña Glenn Barr en una de sus escasas incursiones en el mundo del cómic.



No es habitual ver a DeMatteis contar una historia sobre su propia vida, como comenta en el epílogo de Brooklyn Dreams, prefiere la ficción, pero llegó un momento en el que se planteó si podría contar algo real de forma interesante. Y vaya si lo ha conseguido, además experimentando con la narrativa de una forma espectacular. Para ello utiliza un alter ego llamado Carl Vincent Santini que narra la historia en primera persona en forma de yo adulto, traspasando continuamente la viñeta y entablando un diálogo interior. Pronto comenzará a contarnos la historia de su vida, sobre todo de su juventud, pero centrándose rápidamente en el último año del instituto, momento que él cree que le definió de una manera importante como persona.

Brooklyn Dreams trata sobre la vida, sobre el amor, sobre Dios, sobre la espiritualidad, sobre la adolescencia y sobre las grandes preguntas que todos nos hacemos en algún momento. Y lo hace todo a través del relato de un chaval en un barrio de Brooklyn, contada de una manera muy original y atrevida, con continuas interrupciones, saltos adelante y atrás en la narración y quizás un excesivo tono de arrepentimiento.

Y por supuesto, la calidad de este cómic no hubiera sido tan alta sin el trabajo de Barr, que hace un extraordinario trabajo, con un original estilo de dibujo que combina realismo y caricatura y que sorprende con algunas soluciones impactantes y muy imaginativas.

Este tomo, esta obra, es una de esas que debería transcender el mundo del cómic. Ya veremos si lo consigue o no.




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