¿Qué queda de nosotros cuando nos vamos?
Dicen que cuando mueres toda tu vida pasa por delante de ti como si fuera una película a cámara rápida. Lo que no tengo claro es de donde habrá salido dicha información, pues que se sepa no existe ningún caso documentado de alguien que haya vuelto a la vida para contarlo.
Con esta idea como premisa básica, y también con la pregunta en mente de ¿Somos lo que hacemos o lo que los demás perciben de nosotros?, el dibujante canadiense Seth ha creado una obra donde tan importante es el continente como el contenido. En George Sprott es tan importante lo que se cuenta como cómo se cuenta, de tal manera que guión, dibujo y el tercer elemento, menos común, el diseño, forman uno sólo, indivisible.
No se si el guión de George Sprott es simple o por el contrario es muy complicado. La idea de partida es la de contar el momento de la muerte del protagonista y mientras tanto ver las distintas opiniones que tienen sus conocidos de él como persona a lo largo de su vida, pero también después de su muerte. Es decir, un fresco de la vida y la personalidad de este hombre formado por las opiniones de determinadas personas, (unas más lejanas y otras más cercanas) incluido el mismo, y también de su legado.
Realmente lo que queda de uno mismo es lo que los demás piensan de ti, los objetos, lo material desaparecerá pero las impresiones que hayas causado, tu forma de comportarte con los demás será lo que perdure de ti. Esto es lo que quiere demostrar Seth.
Para contarlo utilizará una estructura narrativa que no es compleja pero si original en su planteamiento, con numerosos testimonios en el pasado o el presente, y 'flashbacks' de la vida del protagonista.
Tan importante como la narración es el dibujo, y ahí el autor canadiense es un maestro, abandonando aquí el trazo más desgarbado de sus primeros trabajos y ofreciendo un dibujo más limpio, pero precioso, con un uso de los bitonos maravillosos. Cada página merece ser contemplada con deleite.
Y si el dibujo y el guión son importantes, no lo es menos en este caso el diseño, cuya importancia es esencial en el libro, haciendo que sea una parte más de la historia.
Con todo esto, cabría esperar que esta fuera la mejor obra de Seth (y a muchos críticos les ha parecido así) pero este trabajo no deja de tener más artificio que contenido, no consiguiendo involucrar del todo al lector de forma emocional, cosa que sabemos que es capaz de hacer por obras anteriores.
George Sprott es una obra interesante, de una belleza visual emocionante, pero no es la mejor obra de Seth, lo que no significa que sea un mal cómic, sino todo lo contrario, ya que se disfruta de principio a fin.
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