Un cero a la izquierda, de Pierre Pelot y Baru
Rústica con solapas. 18,4 x 26 cm. 80 págs. Color. 16 €
Fue en los años ochenta. Un día de finales de junio, Pierre Pelot fue a visitar a su esposa y a su hijo que había nacido el día anterior, a la maternidad del pueblo vecino. La maternidad era parte de un complejo de edificios compuesto por un hospital para ancianos, una especie de asilo y un orfanato. Al cuarto llegaban gritos provenientes de fuera. Ascendían desde la celda que había bajo la capilla del establecimiento. Por un respiradero. Por un ventanuco a ras del suelo donde se veían las manos de un niño aferradas a los barrotes, la mancha pálida de un rostro en la oscuridad… “Por favor, señor, ¡sáqueme de aquí! No lo volveré a hacer… Por favor, señor…”. Una letanía que ascendía en ráfagas hasta la ventana del cuarto donde Pelot veía la llegada del verano… Al volver a casa escribió Un cero a la izquierda. De un tirón.
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