jueves, 18 de febrero de 2016
Novedades La Cúpula Marzo 2016
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Publicado por
Ricardo Mena
en
17:28
lunes, 15 de febrero de 2016
Seth Fisher presenta: The Brave and the Bold (Reseña)
Seth Fisher es probablemente uno de los mejores autores que han surgido en los últimos 20 años. Lamentablemente, falleció a una edad muy temprana, en 2006 con 33 años, sin haber ofrecido todo lo que podía, y cuando estaba en lo más alto de su carrera.
Este tomo que nos ofrece ECC, es un perfecto homenaje a un autor que parecía no tener límites, y que reúne y ofrece todas y cada una de las características que hicieron de él un autor único.
Si hemos de definirlo, podríamos decir que era la versión 2.0 de Geof Darrow. De él heredó la atención minuciosa al detalle y quizás una forma de narrar, aunque superó al maestro en imaginación y creatividad. Apasionado del manga y del cómic europeo, en especial del italiano, su estilo era ideal para historias donde la parte gráfica fuera fundamental, donde se pudieran crear mundos nuevos, o explorar los límites de la imaginación.
Por eso, estas dos historias le vienen como anillo al dedo. La primera es una historia de Flash, donde viaja a uno de esos posibles futuros que nos esperan. Guionizada por DeMatteis (JLI, Brooklin Dreams), nos ofrece a la vez una historia clásica de ciencia ficción y viajes en el tiempo, con reflexión final incluida, pero sin olvidar, por supuesto, el propósito final de un cómic, que es el de entretener. Con toques de humor incluidos, es el vehículo de lucimiento perfecto para Fisher, donde prima, por encima de todo, su narrativa.
Pero donde luce especialmente bien el arte del autor es en la segunda historia ofrecida en el tomo, protagonizada por Hal Jordan y guionizada por John Rozum (Xombi, Daredevil). El linterna verde despierta en un mundo desconocido, apabullante, sin saber quien es y lo que debe hacer. Solo sabe que debe encontrar a un joven llamado Mairwand y que lleva un extraño anillo que le permite hacer prácticamente cualquier cosa.
Con continuas referencias a clásicos de la fantasía, siendo la más evidente la obra de Lewis Carroll, Fisher desarrolla todo un mundo completamente nuevo, dibujando hasta el más mínimo detalle, y permitiendo que podamos deleitarnos en cada viñeta, pasando horas, si queremos, contemplando una pagina.
Un tomo, en definitiva, que cualquier amante de los cómics debería leer.
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Publicado por
Ricardo Mena
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7:12
sábado, 13 de febrero de 2016
El sueño de Rosa, de Piñata (Reseña)
“El sueño de Rosa” es el primer tebeo largo de Piñata. y su cuarto álbum. Los dos primeros fueron editados por TMEO, y el siguiente, “Caspa en los sobacos” al igual que este último, publicado por Rat Inkdustries. Y a pesar de que es su cuarta monografía, los tebeos de Piñata acostumbran a quedar fuera del circuito de reseñas y ámbitos culturales con pretensiones. Como dice su editora “no se hizo la hiel para la boca del manso”. Y así es, los tebeos de Piñata amargan en los paladares melindrosos.
Perteneciente a la cantera del TMEO, Piñata trabaja un humor salvaje de trazo contundente, escatología, endogamia y una sexualidad antimasturbatoria que no busca el deleite erótico de sus lectores, sino más bien agitar, chocar, estremecer, asquear y como extraña consecuencia ante tamaña brutalidad, hacer reir.
“El Sueño de Rosa” va bastante más allá. El formato largo permite acompañar a lo desagradable de un argumento que engancha e incomoda a partes iguales. Adivinación y fenómenos paranormales en un entorno degradado y amoral. Como un capítulo de “The Twilight Zone” pero infinitamente más inquietante. El feísmo, el subyacente ambiente disfuncional y la depravación moral tan habituales de los tebeos de Piñata, en este caso contribuyen al guión, elevando la tensión y el malrrollismo a otra dimensión el relato fantástico para adultos convencional. Y al igual que en aquellos viejos episodios de “La dimesión desconocida”, la resolución de la trama te deja el culo encogido, confirmando aquél dicho de que no hay situación mala que no pueda empeorar.
Aquellos que se queden en la espuma de los orines, de las heces flotantes que les impiden ver el fondo se perderán un tebeo maravilloso que hará las delicias del lector capaz de procesar lo abrupto y repulsivo como parte indispensable de esta historia.
Fdo. Silvia Autsaider
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Publicado por
Ricardo Mena
en
13:29
miércoles, 10 de febrero de 2016
Los Tebeos del Tío Creespy: El incal
“EL INCAL”
VIÑETAS MISTICAS
Por BORJA CRESPO
Jodorowsky, cuentacuentos y cuentista,
gurú ilustrado, socarrón, magnético y mediático, es un visionario en potencia
cuando se pierde entre viñetas. Defiende el lenguaje del cómic como una de las
pocas expresiones artísticas que aún respira sin ataduras y ha reconocido en
múltiples ocasiones su peculiar manera de trabajar con los historietistas. Más
que un guionista se antoja un argumentista. Relata sus ideas efusivamente y
deja entera libertad al dibujante para que planifique la página, decida los
encuadres y pula los detalles puramente técnicos. Así pues, dependiendo de la
capacidad narrativa del autor, la historia puede entenderse mejor o peor.
Aquellos que denotan un buen oficio, que no se desorientan ante el flujo de
ideas del extravagante artista multidisciplinar y pueden plasmarlas
gráficamente con enjundia, son los que perpetran trabajos más reseñables y
rematan la faena. En 1975 conoció a Jean Giraud, Moebius, indiscutible genio
del cómic. Después de su cuarta película, “Tusk”, con la que el chileno no
quedó nada satisfecho, y el hundimiento del proyecto de adaptar la novela
“Dune”, ambos comenzaron a trabajar en “El Incal”, magna obra del noveno arte y
la ciencia-ficción. Aliaron
sus talentos, mientras profundizaban en su amistad, para engendrar una obra
esencial.
Hay títulos que soportan perfectamente el paso del tiempo y mantienen latente un aura de modernidad. Es el caso de “El Incal”, uno de los cómics para adultos más importantes de las últimas décadas. Su particular visión de un mundo futuro, alejado de los convencionalismos de la sci-fi tradicional, cargada de misticismo, rompió moldes en los años ochenta y aún mantiene una inusitada energía que atrapa al lector en cada página. A pesar del caos que impera a lo largo de toda la historia, un detalle que a la hora de la verdad le aporta personalidad, el universo planteado por Jodorowsky en su labor de guionista, rematado por las excelentes ilustraciones de Moebius, grande entre los grandes, nos introduce en un campo minado de incógnitas sobre nuestra existencia que se funden con raíces mitológicas. El relato está protagonizado por John Difool, personaje vinculado a la carta de El loco del tarot, un detective de poca monta -de categoría “R” según su tarjeta- que se ve envuelto por causas del azar en una trama de proporciones cósmicas. Su odisea se inicia con la imagen recurrente de su cuerpo cayendo al vacío, sin saber muy bien por qué, con una amenazante lago de ácido que todo lo disuelve esperándole al final del mortal camino. A su alrededor se nos presenta un mundo futurista poblado de seres estrambóticos rodeados de tecnología al servicio de una humanidad deshumanizada. Pero una vez librado de una muerte segura gracias a una extraña maniobra del destino, siempre impredecible, la mente del protagonista recapitula y va desentrañando las causas de su incómoda situación. Posee algo por lo que es perseguido, un misterioso cristal que guarda un inmenso poder: el Incal. A partir de entonces su vida será una constante huida en busca de respuestas mientras curiosos personajes de dudosas intenciones se cruzan en su camino y grotescos ejércitos al servicio de poderes enfrentados ponen precio a su cabeza.
“El Incal” se publicó originalmente en la
colección Humanoides del “Metal Hurlant” a lo largo de la década de los años
ochenta (83-89). Jodorowsky y Moebius iniciaron su larga colaboración con la
historia “Les Yeux du Chat”. Se habían conocido trabajando juntos en los
diseños de la película “Dune”, proyecto que acabó en manos de David Lynch, lo
que supuso un cambio total en su planteamiento. El conocido dibujante francés,
cuya técnica ha sido imitada hasta la saciedad por otros historietistas, se
encontraba en un momento dulce de su carrera, pero esta ascensión no supuso
ningún problema a la hora de compartir la autoría de la obra seminal. De hecho,
si analizamos el grafismo podemos comprobar una clara evolución en el estilo.
En relación al guión, el argumento se va enrevesando hasta límites
insospechados a medida que avanzamos en la lectura, complicándose su resolución.
De esta
manera se destapa un claro problema, habitual en la trayectoria de un creador
tan impulsivo como Jodorowsky. Da la sensación de que la historia está escrita
progresivamente, sin saber cómo va a acabar. Se despliegan una batería de
deslumbrantes ideas, no siempre bien consumadas, aunque la sensación global
sigue siendo indescriptible. La aventura, de atmósfera absorbente, respira
espiritualidad mientras las ilustraciones, impactantes y sencillas a un mismo
tiempo, permiten navegar en un mar de ilusiones de vivos colores.
La imaginería propuesta en las páginas de “El Incal” ha influido
notablemente en la cronología del cómic, pero también en otras disciplinas como
el cine o la literatura. Su visión del mundo ha dejado huella, así como su
manera de entender la ciencia-ficción, género que se revela como el vehículo
ideal para plasmar las maquinaciones y reflexiones made in Jodo. Sin ir
más lejos, películas como “El quinto elemento”, de Luc Besson, no existirían
sin la referencia de esta saga cósmico-religiosa, incluyendo la adaptación a la
gran pantalla de “Blueberry”, de Jan Kounen, con un resultado lisérgico en
exceso que sembró de perplejidad el patio de butacas, sorprendido ante una
película que mezclaba los lugares comunes del western con la psicodelia y
parecía escrita por el propio Jodorowsky. La estética de Moebius, por su parte,
ha servido como modelo a multitud de dibujantes que no han dudado en beber de
las fuentes de su maestro, en ocasiones llegando al plagio. “El Incal” ha contado con discutibles reediciones -una coloreada de
nuevo-, e innecesarias secuelas, exprimiendo al máximo la gallina de los huevos
de oro: “Después del Incal”, con dibujos de Moebius; “Antes del Incal”, con
ilustraciones de Janjetov; y “Final Incal”, con grafismo de José Ladrönn. La
crítica especializada no ha sido muy complaciente con estos lanzamientos que
explotan la exitosa fórmula sin orden ni concierto.
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Publicado por
Ricardo Mena
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14:07
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