La tormenta que desde hace tiempo acompaña la polémica sobre las  descargas de archivos en Internet había dibujado un panorama que parecía  restringido a las industrias del cine y de la música. Sin embargo, el  mundo del cómic hace décadas que conoce el intercambio -ilegal o alegal-  de archivos. Y ahora ha llegado la hora de la explosión total.
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