lunes, 7 de septiembre de 2015

Los Tebeos del Tío Creespy: Kick-Ass 3

“¡QUE ALGUIEN SUJETE A ESA NIÑA!”
Por Borja Crespo






Se ha anunciado como el final de la saga, pero algunos no terminamos de creérnoslo. La razón parece acercarse más a que es difícil que continúen haciéndose adaptaciones a la gran pantalla, tras el trastazo de la segunda entrega cinematográfica – ¿a quién se le ocurrió cambiar de director? -, por encima de razones estrictamente artísticas. De hecho, los personajes en papel dan para mucho más y el mayor pecado de este tercer capítulo, con el spin-off para completistas de Hit Girl de por medio, es, precisamente, cerrar la historia apresuradamente, dejando a su suerte a los personajes en una zona de confort poco creíble y escasamente apetecible –hasta aquí podemos escribir-. 

Ahora que hasta Playstation produce piezas audiovisuales que vienen de las viñetas –ahí está la, por ahora, poco luminosa serie televisiva que parte de “Powers”- y los saltos del cómic a la imagen en movimiento no paran –apostando principalmente por pasajes donde los superpoderes apenas aparecen, eso que nos ahorramos en efectos especiales-, resulta chocante que Mark Millar haya decidido dar carpetazo de una manera tan pueril a un proyecto con potencial comercial ilimitado. Probablemente la experiencia de “Kingsman” le haga reflexionar en un futuro próximo, aparte de la lectura de dígitos en sus libretas de ahorro (dudamos que tenga solamente una, tratando como trata a los bancos en su obra).


“Kick-ass 3” comienza con fuerza, apoyándose en los dibujos de un John Romita Jr. encantado de conocerse al que se le empieza a notar demasiado cierta premura en la resolución gráfica de algunas páginas, detalle que no empaña el fervor que siente el que esto escribe por sus personales ilustraciones. Violencia explícita a espuertas, humor negro y la venganza como motor principal de la acción siguen siendo los pilares fundamentales de una propuesta que ofrece aquello que espera todo fan fatal de la saga, aunque el “the end” se antoje algo indigesto, por tontorrón, al -¡atención spoiler!-devolver al redil como si tal cosa al personaje de Dave, sumido en la corrección política mientras su excompañera de fatigas no abandona el antifaz y la capa –fin de spoiler-. Mandy no puede dejar de hacer de sosias infantil de Harry el Sucio, siempre al margen de la ley (corrupta). La niña letal protagoniza las mejores viñetas de Romita Jr. Es donde el genial dibujante se desata y se siente más cómodo, ofreciendo atractivas planificaciones cuando toca repartir estopa. 

A pesar de que al guión de maese Millar se le notan las costuras, incapaz de sortear ciertos tics que se han convertido en marca de la casa, el presunto capítulo final del pateador de culos mantiene el  nivel de sus entregas predecesoras, siendo una vez más su tono lo más enérgico del conjunto. Despertará filias y fobias, por supuesto, el acomodaticio desenlace de una franquicia que ha revolucionado el género de superhéroes y sus versiones en imagen real, mal que les pese a muchos. Desde aquí vaticinamos que si no hay más películas, una serie de televisión se huele a la legua. ¿Verdad, Mark?

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